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El tratamiento tiene como objetivos evitar la progresión de la misma y disminuir la intensidad de los síntomas y complicaciones de sus brotes.
El 18 de diciembre se celebra el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple para poner de manifiesto la situación de los afectados por esta enfermedad crónica neurodegenerativa, con objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con Esclerosis Múltiple.
¿Qué es la Esclerosis Múltiple?
La esclerosis múltiple, es una enfermedad de causa desconocida, caracterizada por múltiples lesiones en el sistema nervioso central. La pérdida de la sustancia que rodea a los nervios, conocida como mielina, es el rasgo más característico. Estas lesiones no aparecen todas al mismo tiempo, sino que lo hacen en brotes.
Generalmente comienza entre los 20 y los 40 años, siendo en las mujeres en donde se observa una mayor incidencia. En España hay unos 47.000 afectados, 600.000 en Europa y 2.500.000 en todo el mundo.
¿Qué síntomas produce?
Algunos de los síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple son: debilidad muscular, hormigueo, poca coordinación, fatiga, pérdidas de equilibrio, alteraciones visuales, temblor, rigidez muscular, trastornos intestinales o urinarios, trastornos de la función sexual, sensibilidad al calor y alteraciones de la memoria.
Es importante señalar que la mayoría de las personas con esclerosis múltiple no tienen todos estos síntomas.
Otra característica son los trastornos del lenguaje que presentan estos pacientes, pronunciando las palabras sílaba por sílaba y con una entonación lenta e irregular.
El curso de la esclerosis múltiple no se puede pronosticar. Algunas personas se ven mínimamente afectadas por la enfermedad, y otras avanzan rápidamente a la incapacidad total; la mayoría de la gente está comprendida entre los dos extremos.
¿Cómo se trata?
En general, los tratamientos orientados a mejorar los síntomas de la esclerosis múltiple no se consideran totalmente eficaces. Hasta el momento, la enfermedad es incurable.
El tratamiento de la esclerosis múltiple sigue dos objetivos fundamentales: evitar la progresión de la misma y disminuir la intensidad de los síntomas y complicaciones de sus brotes.
Los fármacos inmunomoduladores parecen constituir la alternativa terapéutica más eficaz de que se dispone actualmente. Estos fármacos consiguen reducir los brotes de la enfermedad en número y gravedad, y retrasan la progresión de la misma. No obstante, un porcentaje considerable de pacientes no responde a estos fármacos.
Finalmente, el ejercicio físico de forma regular resulta beneficioso, ya que mejora la función muscular y cardiaca y disminuye la rigidez.